Abejas vs Insecticidas Neurotóxicos
Estos insecticidas dejan residuos provocando
que las abejas pierdan el sentido de la orientación y no puedan regresar
al colmenar.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha
pedido por carta una reunión a María Luisa Cava de Llano, Defensora del
Pueblo, para aportar documentación sobre la alta toxicidad que sufren en
España las colonias de abejas melíferas por el uso y la falta de
control de los insecticidas neurotóxicos, los denominados
“neonicotiodes” (clotianidina, tiametoxam, fipronil y imidacloprid),
moléculas autorizadas por la UE que se utilizan en el tratamiento de
semillas y en numerosos cultivos para combatir plagas de forma puntual.
Estos insecticidas dejan residuos en el néctar y en el polen de las
flores de las semillas provocando efectos adversos en el sistema
nervioso de las abejas, que pierden el sentido de la orientación y no
pueden regresar al colmenar.
Recientes estudios científicos
publicados por la revista Science, realizados en Francia e Inglaterra1,
(que se suman a los resultados de otros anteriores), avalan que la
exposición de las abejas melíferas y de los insectos polinizadores a
dosis no letales de insecticidas neonicotinoides causan una “mortandad
tan elevada que podrían poner a la colonia en riesgo de colapsarse por
no retornar las abejas pecoreas a la colmena”, así como que en el caso
de colonias de abejorros (Bombus terrestris) tuvieron un “crecimiento
muy reducido de sus individuos y en la producción de nuevas reinas”.
COAG
ha exigido de forma reiterada al Ministerio de Agricultura la urgente
aplicación de la Directiva 2010/UE, de 12 de marzo de 2010, que
modifica el anexo I de la Directiva 91/414/CEE sobre disposiciones
específicas relativas a la clotianidina, el tiametoxam, el fipronil y el
imidacloprid, que obliga a los Estados miembros a “poner en marcha
programas específicos de control para comprobar la exposición real de
las abejas productoras de miel a estas sustancias activas en zonas
comúnmente utilizadas por las abejas para libar o por apicultores”. Su
aplicación es fundamental en nuestro país al ser de obligado
cumplimiento para las Comunidades Autónomas que tienen competencias en
esta materia.
En los últimos tres años, la Defensoría del Pueblo
ha alertado al Congreso de los Diputados en su Informe Anual sobre los
problemas causados a la apicultura por los insecticidas sistémicos. Las
sugerencias enviadas al Ministerio de Agricultura, por el momento sin
resolver, piden la revisión de las autorizaciones comerciales de estos
insecticidas así como su prohibición para proteger a las abejas
melíferas y los insectos polinizadores. “El Gobierno está obligado a
tomar cartas en este asunto para una efectiva protección y
conservación de los espacios naturales, flora y fauna. Sólo en la
producción agraria, la polinización que garantizan las abejas melíferas
superan los 3.000 millones de euros anuales. Además, realizan un
servicio medioambiental y un bien público que no se puede poner en
peligro por intereses privados o empresariales de multinacionales como
Bayer, principal productora de estos insecticidas altamente tóxicos para
los insectos polinizadores”, ha apuntado Jose Luís González,
responsable del sector apícola de COAG.
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