domingo, 28 de septiembre de 2014

Aumentan ayudas para modernización de explotaciones

 Incrementan en cerca de 15 millones de euros la dotación presupuestaria para ayudas a la modernización de explotaciones.
 
Elena Víboras ha explicado en el Parlamento de Andalucía el incremento de la dotación para poder ampliar el número de beneficiarios

La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ha aumentado en cerca de 15 millones de euros la dotación presupuestaria para las ayudas a la modernización de explotaciones, lo que supondrá un total de 23 millones de euros. Elena Víboras ha explicado en el Parlamento de Andalucía que con este incremento de las ayudas se va a poder ampliar el número de beneficiarios. 

La consejera ha querido destacar que el Gobierno de Andalucía “sí escucha y atiende a los ciudadanos”, por ello, ante la gran demanda recibida de agricultores y ganaderos y con las posibilidades que la normativa comunitaria dispone, se ha aumentado la cantidad destinada a estas actuaciones de modernización. 

Durante su intervención en la cámara, Víboras ha hecho hincapié en el “titánico esfuerzo” que su departamento ha realizado para reformar la medida, que finalmente contará con más de 23 millones y triplicará el número de explotaciones que podrán modernizarse.

Asimismo, la titular andaluz ha indicado que los jóvenes agricultores dispondrán de casi 26 millones de euros para su primera instalación, también tras el incremento presupuestario de próxima publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA). 

Víboras ha finalizado su intervención recordando que la Junta de Andalucía “sí escucha a los ciudadanos y les da respuestas”. Prueba de ello es que en las seis convocatorias publicadas hasta ahora, se han destinado 153 millones de euros para mejorar 4.223 explotaciones; y más de 68 millones de euros para ayudar a 1.147 jóvenes a instalarse.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La Interprofesional del Vino arranca sin hablar del precio de la uva pero sí de promoción


En su primera reunión oficial se marca como primer objetivo la recuperación del consumo interior

La Interprofesional del Vino arranca sin hablar del precio de la uva pero sí de promoción
La Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) celebró el pasado día 23 en Madrid la primera reunión de trabajo tras su constitución el pasado mes de julio. La cita ha contado con la presencia de todos sus miembros fundacionales (ASAJA, COAG, UPA, Cooperativas Agro-alimentarias de España y la Federación Española del Vino) y de su presidente, Angel Villafranca. En este primer encuentro, la OIVE se ha marcado como objetivo prioritario la recuperación del consumo interior mediante campañas de promoción del vino y mejorar la organización y coordinación del sector vitivinícola. Para ello, la organización se pondrá a trabajar tan pronto como sea posible para llevar a cabo este tipo de actuaciones. Sin embargo, en ningún momento se planteó la cuestión del precio de la uva durante esta vendimia.
       Por otro lado, se ha aprobado la creación de una Comisión Técnica dentro de la OIVE para analizar y estudiar los distintos temas de funcionamiento interno de la organización y elaborar un plan de trabajo que coordine las actividades de la Interprofesional en el futuro.
     En este sentido, se ha acordado solicitar una reunión con la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para presentarle este plan de trabajo. Además, aprovecharán la ocasión para mostrarle la preocupación del sector vitivinícola al respecto del borrador de Anteproyecto de Ley de Prevención del Consumo de Bebidas Alcohólicas por Menores y sus Efectos, en el que está trabajando el Gobierno.
     Asimismo, está previsto que los representantes de la Interprofesional se reúnan a lo largo de las próximas semanas con el resto de organizaciones representativas del sector del vino para presentarles formalmente las actividades de la OIVE y ofrecerse a trabajar de manera conjunta en aquellos temas que sean de interés común para el sector.   

jueves, 11 de septiembre de 2014

Oleoestepa prevé campaña de 27000t de aceite de oliva Se espera obtener un 88% de aceite de oliva virgen extra del total de la producción.

A escasos dos meses para el inicio de la campaña de recogida de aceituna por parte de los socios de la cooperativa Oleoestepa, las estimaciones apuntan que la producción de aceite de oliva en la próxima campaña rondará las 27.000 toneladas, cantidad correspondiente a un año normal de producción, según fuentes de la propia cooperativa, muy distinto al de los dos últimos años que marcaron records de mínimos y máximos.

Álvaro Olavarria, gerente de Oleoestepa, señala que la próxima campaña se moverá en la media habitual de las últimas cinco campañas, y que todo apunta a que será de una calidad excelente. A partir de los datos aportados por el equipo de técnicos agrícolas vinculados al sistema de producción integrada de Oleoestepa, encargados de supervisar y garantizar un cultivo del olivo eficiente y sostenible, el gerente de Oleoestepa se muestra optimista en cuanto al nivel de calidad de los aceites esperados, esperando incluso superar el hito logrado en la campaña actual de obtención de un 88% de aceite de oliva virgen extra del total de la producción, cuando la media del sector no supera el 40%. “Es una cifra muy significativa, que refleja el nivel de excelencia que se ha logrado en las cooperativas integradas en Oleoestepa”, manifiesta Álvaro Olavarría. 

Este compromiso por la alta calidad de todos los agricultores y socios cooperativistas sigue siendo el gran soporte que ha consolidado a Oleoestepa como una de las mejores cooperativas a la hora de comercializar su aceite de oliva. De hecho, es un referente en cuanto a los precios medios que percibe el socio por la entrega de sus aceitunas, primando económicamente la calidad organoléptica del aceite por encima del volumen producido.

domingo, 7 de septiembre de 2014

España se harta de vino Tendencia a la baja en precios de uva. Los viticultores han apostado por el volumen frente a la calidad.

A punto de iniciarse la vendimia, se mantienen las tensiones en las principales zonas productoras vitivinícolas de Castilla-La Mancha ante la tendencia a la baja de los precios de la uva y, además, la posibilidad de que, en algunos casos, no hubiera los depósitos suficientes para el almacenamiento de la nueva cosecha debido a las elevadas existencias que tienen las bodegas tras la campaña récord anterior, de 53 milones de hectolitros. El acuerdo para la entrega de cuatro millones de hectolitros a los destiladores para la obtención de alcohol para uso de boca (vinos y alcoholes para aguardientes), sin ayudas públicas, no fue suficiente para llevar la paz al sector en unas zonas donde gran parte de los viticultores han apostado por el volumen frente a la calidad y los rendimientos más reducidos que asumen los productores de otras áreas geográficas.

Para el responsable del Observatorio Español de los Mercados del Vino, Rafael del Rey, sería preciso que, por parte de bodegas y cooperativas, se aplicara una nueva política de pago de la uva en función de la calidad.

La campaña pasada, las principales zonas productoras de Castilla-La Mancha fueron escenario de las protestas de los viticultores ante las bodegas por la lentitud en las entregas de la uva provocada por unas condiciones climatológicas que precipitaron y concentraron los procesos de maduración de las uvas y por la recogida mecanizada, además en una campaña histórica.

Este año, a esos problemas, se suman unas bodegas que no han podido colocar sus existencias. En el mercado interior ha seguido bajando la demanda de la restauración, con un ligero crecimiento en los hogares, lo que, en el mejor de los casos, ha supuesto un mantenimiento de la demanda de solo unos nueve millones de hectolitros. Las exportaciones se han vuelto a disparar hasta los 22 millones de hectolitros, consecuencia especialmente de una bajada de los precios, hasta una media por litro comercializado de solo 0,41 euros. Italia, Francia, Portugal y Reino Unido han sido los principales destinos de estas uvas. Ambos mercados, junto a otros siete millones de hectolitros destinados al mosto, han sido insuficientes para dar salida a las existencias de campaña.

El vino ha sido uno de los sectores agrarios objeto de los mayores procesos de cambio en el marco de la Política Agrícola Común, fundamentalmente por la supresión de mecanismos tradicionales para reducir excedentes y regular los mercados. Estas modificaciones se incluyeron en las reformas de la Organización Común de Mercado de 1999 y de 2008. A ellas se suma la última reforma de la Política Agrícola Común y la OCM única.

Sin embargo, junto a ese proceso de reformas en las políticas de regulación de los mercados, el sector ha sido igualmente uno de los que han recibido los mayores apoyos desde Bruselas para acometer los procesos de reestructuración y reconversión, con el viejo objetivo de la Comisión de mantener a toda costa la oferta ante la caída de la demanda y de no elevar el potencial productivo. En el caso de España, el tiro le salió por la culata.

Entre los años 2001, inicio de la aplicación de la primera reforma de la OCM, y 2008, según las disposiciones comunitarias se llevó a cabo una política de reestructuración y reconversión del sector del viñedo sobre una superficie de 203.000 hectáreas con un volumen de ayudas de más de 1.300 millones de euros. Ese mismo proceso se repitió entre 2008 y 2011, cuando se actuó sobre otras 71.400 hectáreas, con unos recursos comunitarios de otros 358 millones de euros. En total, casi 1.700 millones de euros de los que el grueso fue para viticultores de Castilla-La Mancha, con 842 millones; seguidos de Extremadura, con 208 millones, o Cataluña, con 114 millones. Mientras, en otras zonas productoras como La Rioja, las ayudas solo llegaron a 45 millones de euros; y en Castilla y León a 86 millones.

El sector del vino fue igualmente objeto de la política de arranques primada desde los organismos comunitarios entre 2008 y 2011. Sobre una superficie máxima para arrancar en toda la Unión Europea de 175.000 hectáreas, España procedió a desprenderse de 94.000 hectáreas, con una ayuda en función de los rendimientos asignados a cada zona, que se tradujo en unas compensaciones medias de unos 3.000 euros por hectárea. Fuentes del sector estiman que en esa década se arrancaron sin ayudas otras 70.000 hectáreas por falta de relevo generacional para continuar cultivándolas o simplemente por su escasa rentabilidad ante los bajos precios de la uva.

De acuerdo con todas estas acciones, la superficie de viñedos en esa década pasó de 1,15 millones a solo 950.000 hectáreas. Una reducción que, sin embargo, nada tiene que ver con los objetivos comunitarios de limitar el potencial productivo para evitar los graves excedentes del pasado y su destino masivo a la obtención de alcoholes.

Los procesos de reestructuración y reconversión, frente a la imagen de los remolques cargados de cepas en protesta por la política comunitaria dirigida a eliminar al sector español del viñedo, supusieron disparar sus posibilidades de producción fundamentalmente allí donde los viticultores hicieron las mayores inversiones y donde, además, miles de ellos apostaron por el volumen frente a la calidad para lograr una rentabilidad de la explotación. Sobre esas casi 300.000 hectáreas afectadas por los cambios hubo inversiones para la mejora de las estructuras de riego, para sustitución de variedades como la airén como primera elección, seguida de otras como la garnacha o tempranillo; sistemas de injertos, así como la implantación de nuevas superficies en espaldera para lograr producciones de más de 20.000 kilos de uva.

Los resultados de esta transformación se han ido viendo en los años siguientes, al pasar de producciones medias de unos 37 millones de hectolitros a una media de más de 42 millones de hectolitros, hasta la campaña récord histórica de 53 millones de hectolitros del pasado año, que contrasta con la demanda interior de vino de poco más de nueve millones de hectolitros.