Sólo mantienen una buena cosecha zonas donde
la altitud y las temperaturas frescas han hecho posible mantener la
humedad del suelo.
La extrema sequía que ha vivido Málaga este año -hay que recordar que
ha llovido entre un 50 y un 60% de lo normal- está pasando factura al
campo malagueño. El año, climatológicamente hablando, ha resultado
desastroso, ya que a la sequía se han unido unas heladas siberianas
constantes y repetidas que también han hecho verdaderos estragos en
muchas producciones. Aun ahora, meses después, se siguen viendo los
daños a pie de campo. El cereal es una de las cosechas peor paradas en
estos momentos.
Según Baldomero Bellido, técnico de Asaja
Málaga, hace apenas unos días comenzó la cosecha de cereal en la
provincia de Málaga y ya se puede hablar de una escalofriante merma en
la producción del 50%. Esta cifra puede alcanzar el 60% de pérdidas si
se toma como referencia la cosecha del año pasado, que fue especialmente
buena.
Cabe recordar que Málaga cuenta con una superficie
cultiva de 40.000 hectáreas de cereales, que el año pasado produjeron
131.336 toneladas y facturó cerca de 30 millones de euros. Este año
parece que las cifras se verán seriamente menguadas.
Preocupados por el precio
La
mayor parte del cultivo de cereales de la provincia de Málaga se
encuentra en Antequera, Guadalteba y Nororma, desde Almargen hasta
Villanueva de Tapia donde hay grandes extensiones de superficie de
cebada y trigo duro. De estas tres subcomarcas, tan solo se salvaría de
la merma Nororma por ser más tardía y haber aprovechado las lluvias de
la primavera. Según explica bellido, la producción de trigo duro de
regadío no se verá tan afectada, pero su coste su coste se ha elevado de
forma considerable.
También hay cereales en la Serranía de Ronda
y según explica el técnico de Asaja Málaga en Ronda, Rafael Cordero, la
producción en esta comarca será prácticamente igual que la de otros
años, ya que la altitud -se encuentra a 600-800 metros de altura- , las
temperaturas más frescas que en otros lugares y las escasas
precipitaciones caídas durante la primavera han permitido que el suelo
conserve un buen porcentaje humedad y que los cereales, milagrosamente y
para asombro de los agricultores, hayan brotado con fuerza. “Lo cierto
es que los agricultores están sorprendidos, cuando casi daban la mitad
de la cosecha por perdida han visto cómo han crecido de repente”, apunta
Cordero.
El precio si es una preocupación común entre los
agricultores malagueños, que ven cómo se derrumba por momentos. Si
hasta hace un par de semanas los precios se mantenían en niveles
aceptables ahora cotizan a la baja y no hay síntomas de recuperación.
Valga un ejemplo: el trigo se paga ahora a unos 25 céntimos el kilo, lo
que supone un 13% menos que hace unos días. El precio de la cebada ha
caído un 16% y ahora se paga a unos 19 céntimos el kilo.
El
motivo que lleva a estas oscilaciones de precios en el mercado siempre
es una incógnita. En una sociedad cada vez más globalizada cualquier
circunstancia de otro país productor influye de manera determinante en
el nuestro. Así, el bajo precio del trigo podría explicarse por la buena
cosecha que se espera de otros países competidores de España y también
por la bajada en el consumo de pasta.
En cambio, encontrar un
motivo que justifique la caída del precio de la cebada parece más
complicado. Este año, comenta Baldomero Bellido, se había sembrado
especialmente la variedad maltera que es la que se utiliza para
fabricar cerveza. La demanda se preveía alta y la producción escasa, la
unión de estos dos factores hacía presagiar una buena cotización. Pero
una vez más, el campo parece vivir ajeno a las reglas básicas del
mercado.
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