lunes, 13 de febrero de 2012

Hacia el invernadero perfecto

Europa se ha empeñado en mejorar sus sistemas productivos agrarios. Para ello nació el proyecto Euphoros, diseñado como una fórmula para la búsqueda de un uso eficiente de inputs en la horticultura protegida. Y por eso eligió Almería como lugar de estudio y experimentación de los nuevos sistemas aplicados a los invernaderos porque ¿en qué otro lugar de Europa se ha desarrollado el trabajo de investigación y aplicación de resultados en el campo?

Reducir el uso de energía fósil, agua y fertilizantes, productos de protección del cultivo y residuos de sustratos manteniendo el rendimiento económico de los cultivos protegidos, han sido los objetivos del proyecto Euphoros, acrónimo de uso eficiente de los inputs en horticultura protegida, para conseguir un sistema productivo sostenible, y en el que han participado, entre otros centros y universidades europeas, la Estación Experimental de la Fundación Cajamar.

Más de 200 técnicos y especialistas de Andalucía, Región de Murcia y Comunidad Valenciana principalmente asistieron a la Jornada organizada para llevar a cabo la transferencia de conocimiento del conjunto de novedades y avances que este proyecto ha generado en aras de una agricultura que hoy está considerada la más competitiva y de calidad a nivel internacional.

Para llegar a los objetivos marcados se ha contado con centros de investigación, instituciones públicas y privadas y universidades alemanas, británicas, francesas, italianas y, naturalmente, también españolas. En el caso de Almería tres instituciones han tirado del carro del Euphoros, la Fundación Cajamar, el IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía) y la asociación Coexphal (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería), que aportaba toda la experiencia de sus laboratorios y de sus técnicos.

La doctora Cecilia Stanghellini, procedente del Reino Unido, resumía al inicio de esa jornada la satisfacción de saber que se habían logrado los objetivos y que es posible cultivar más, cultivar mejor, ahorrar en los consumos de agua, de energía, de fertilizantes o de productos fitosanitarios, “sin que ello suponga un aumento de los costes de forma que las mejoras sean económicamente viables. Hoy sabemos que eso es posible y me hace muy feliz”.

Previamente habían intervenido en la presentación el presidente de Cajamar, Antonio Pérez Lao, y el presidente del IFAPA, Francisco Javier de las Nieves. Pérez Lao destacó el esfuerzo investigador, que se desarrolla desde el año 2008, en todo aquello susceptible de mejorar los rendimientos de los invernaderos, resaltó la apuesta permanente de Cajamar por la agricultura y enfatizó la importancia de que los resultados de estas investigaciones tengan una aplicación real en la agricultura almeriense y europea.

De las Nieves, por su parte, destacó la unión de fuerzas que ha supuesto trabajar junto con Cajamar, Coexphal y el resto de instituciones públicas y privadas involucradas en este proyecto, y dio una importancia definitiva a la divulgación y aplicación de los resultados “porque la investigación cobra sentido si logramos que se produzca la transferencia de resultados y del conocimiento adquirido por los investigadores”.

Recordó también que en los últimos años la Junta ha desarrollado más de 450 proyectos de investigación agraria, con 14.000 alumnos en Andalucía y otros 80.000 en acciones derivadas de esas investigaciones. Jan van der Blom, director del laboratorio de Coexphal, destacó el hecho de que con este tipo de trabajos “hemos conseguido resultados excelentes, que además recaen en un sector capaz de asumir con rapidez la incorporación de nuevas técnicas, “como ha demostrado asumiendo el control biológico de forma masiva en poco tiempo”.

De la suma de todos esos esfuerzos, de las sinergias de cientos de investigadores, y del apoyo de grandes grupos como Basf, Hortimax o el italiano Perlita, ha nacido un nuevo modelo de explotación protegida, un sistema de futuro que todos llaman el “invernadero perfecto”.

Entre las conclusiones que pueden extraerse está el peso de los fertilizantes que suponen una carga importante en todas las categorías de impacto en España; en este sentido, los sistemas cerrados de agua podrían implementarse. Por otro lado, la fabricación del sustrato juega un importante papel medioambiental. Según el informe del proyecto, el reciclado de sustrato usado y la reducción del volumen de sustrato aplicado por planta son muy recomendados. Además, el consumo de energía para calefacción en invernadero de tomate es una cuestión muy considerada.

Respecto a la estructura del invernadero, la gran cantidad de acero que contiene se refleja en los resultados. Su impacto medioambiental se podría reducir si se extiende la vida útil del invernadero y se aumenta la productividad. En cuanto a la valoración económica se determinó el output total, los costes y los resultados financieros netos. El análisis coste-beneficio ofreció las siguientes consideraciones: el equipamiento y la mano de obra fueron los componentes más elevados del gasto; cuando no se usa la cogeneración, el coste de energía es más alto en los Países Bajos debido al consumo de gas natural, por lo que deberían dirigirse los esfuerzos al ahorro energético para reducir este ítem, y la mayor eficiencia en las dosis de fertilizantes podrían reducir los costes de fertilizante.

A través del análisis de alternativas en cada escenario, el estudio concluye que se consiguen mayores reducciones del impacto medioambiental reduciendo el consumo de energía, aumentando la productividad o combinando distintas alternativas de mejora. Los resultados económicos muestran que en algunos casos la reducción de inputs puede ser también interesante. También deberían emplearse más esfuerzos en la implementación de mejoras de manejo tecnológico e investigación.

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