sábado, 17 de diciembre de 2011

El campo ante un nuevo ciclo político

Necesitamos una agroindustria rentable, un mundo rural vivo y unos consumidores informados que comprendan y valoren nuestro trabajo y se beneficien de él.

Se nos acaba el año, con el la legislatura y el gobierno del PSOE, comienzan a olvidarse los clamores electorales, las victorias imaginarias de todos los partidos políticos, y siguen pesando aún la resacas de las derrotas reales.
El gobierno de Zapatero se va dejando atrás una legislatura para olvidar, aunque todos los datos económicos y de desempleo la anunciaran cada mes a gritos, la crisis se ha estado negando hasta casi el final.

En la legislatura pasada hemos presenciado como abundaron las fotos gubernamentales con banqueros, presidentes de grandes multinacionales etc., personas y sectores “pudientes” en general. Sin embargo no abundaron, o no existieron las fotos del gobierno con el ferretero de la esquina, el autónomo de la tienda de ultramarinos o con el ciudadano mileurista.

Durante esta última legislatura y la anterior, cientos de miles agricultores y ganaderos que hemos perdido en números redondos un 20% de nuestra renta.

Quizá por todo ello, que el PSOE se proclamase de izquierdas, ecologista y defensor de los débiles, en la campaña electoral no ha obtenido suficiente credibilidad ante la mayoría de los ciudadanos, ni en el conjunto del país, ni desde luego tampoco en el medio rural que es el que más directamente conozco y en el que trabajo.
Algunos hemos venido criticando las políticas y la actitud del gobierno en relación con los temas agrarios desde hace muchos meses, solo hay que ver las hemerotecas para constatar el hecho. Hasta hace bien poco, muchos que dicen representar al campo, estaban absortos en la adulación al poder (también lo estaban algunos de los que ahora han vuelto a ser de “derechas de toda la vida”) y “haciéndole el coro” a la señora Aguilar.

De ella decían que era una roja, que iba a pintar de verde el Ministerio, pero que a juicio de lo ocurrido, podemos decir que si ha pintado algo habrán sido los zócalos y de color negro.

Con el nuevo año, se abre un nuevo ciclo político, con una nueva situación en la que el PP con una amplia mayoría, más amplia que nunca, gobernará sobre una profunda crisis, probablemente la más profunda de la democracia española actual.

Si bien es cierto que a muchos de los que estamos coordinando organizaciones o trabajamos en movimientos sociales nos provocan una cierta prevención las mayorías absolutas, la del PP ya está ahí.

No se me ocurre proponer enmiendas a las opiniones de los ciudadanos expresadas en las urnas, ni mucho menos; lo que ocurre es que en la mayoría de los países el poder casi absoluto de una opción política, suele transformarse a los pocos meses, en una cierta prepotencia en las formas de ejercicio del poder, que puede llegar a ser chulesca y altiva, en nuestro país, no solo suele ocurrir, es que ocurre siempre.

Tengo la impresión de que Mariano Rajoy ha querido vacunar a su partido y a su nuevo gobierno contra ese peligro, porque ha dicho hasta la saciedad en la campaña electoral, con encuestas de 15 puntos de diferencia sobre el siguiente partido, que gobernaría para todos los españoles, que no tenía enemigos sino la crisis y el paro, y que hacía un llamamiento a todos sin excepción para sumarse al proyecto de sacar al país de la crisis.
Ahora, es el momento de demostrarlo y en este sentido yo no voy a hacer juicios de valor previos a la acción de gobierno.

La Política Agrícola Común actual está también tocando a su fin, la PAC está en muchos aspectos obsoleta, sus subvenciones y objetivos están referenciados a realidades que en muchos casos ya no existen.

Ya se han hecho públicas propuestas legislativas de la nueva PAC, los euro-parlamentarios están trabajando sobre ellas y el Consejo de Ministros de agricultura en Bruselas ha tenido ya algunos preliminares debates sobre el tema.

La agricultura y ganadería y el medio rural, tanto de la España Peninsular como de la insular se juega mucho con lo que puedan aprobarse como líneas directrices en las políticas agrarias y presupuestarias.

Hasta ahora en España sólo ha habido, a mi juicio, superficiales consensos en ambientes preelectorales, con la fundamental coincidencia en lo inasumible que es la propuesta de la PAC, en la negación. Las propuestas alternativas, son escasas y en no pocos casos, infundadas y demagógicas.

Ha llegado el momento de que en el Ministerio se olviden de la estrategia de “la frasecita feliz” de la que se ha abusado hasta la saciedad y el nuevo responsable de la cartera, se remangue y se meta en harina, para conseguir un consenso con el sector productor y la industria agroalimentaria. Comprometiéndose y asumiendo riesgos, pero a la vez, haciendo propuestas a Bruselas sean posibles de aprobar en Europa y beneficiosas para nuestro país.

Ya sé que ese tipo de consensos son difíciles pero no imposibles y si bien puede que no acaben dejando totalmente satisfechos a ninguna comunidad autónoma o sector productor, deben ser aceptables para todos. Tampoco puede olvidarse, que hay que negociar con otros países y con la Comisión Europea.

Recientemente y acompañado por un grupo de agricultores de todas las regiones he tomado contacto con varios representantes españoles en las instituciones europeas, curiosamente todos, incluidos los de los distintos partidos políticos representados en el Parlamento Europeo, coinciden en que el momento de trabajar sobre la futura reforma, es ahora y también creen que la peor estrategia que podría adoptar España sería la de enrocarse y aislarse en esta negociación y ante esta propuesta.

Desde la Unión de Uniones deseamos suerte al nuevo equipo Ministerial y le proponemos que se ponga manos a la obra, colaboraremos en lo que podamos, siempre desde una visión que prioriza la defensa del profesional de la agricultura y ganadería, pero siendo conscientes de que necesitamos también una agroindustria rentable, un mundo rural vivo y unos consumidores informados que comprendan y valoren nuestro trabajo y se beneficien de él.

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