viernes, 30 de septiembre de 2011

Reto energético

La sostenibilidad de las empresas agroalimentarias pasa por afrontar el reto energético.


El director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Eduardo Baamonde, ha participado hoy 28 de septiembre en la Conferencia Internacional sobre Sostenibilidad que tiene lugar hoy y mañana en Madrid, organizada entre España y Países Bajos. Bajo el título “Hacia un sector agroalimentario sostenible: Retos para la industria y los consumidores”, la conferencia pretende analizar los conocimientos sobre mejores prácticas para alcanzar un sector agroalimentario sostenible y el papel de la innovación.

Durante la jornada, responsables de la Comisión Europea, de la OCDE, de diversos Ministerios de países comunitarios, así como representantes de FIAB, Cooperativas Agro-alimentarias de España, consumidores y empresas abordarán las oportunidades de negocio en el marco de una alimentación sostenible, la información a los consumidores, el impacto ambiental en la producción de alimentos y el uso eficiente de las materias primas.

Durante su intervención, el director de Cooperativas Agro-alimentarias de España se ha centrado en analizar la contribución de las cooperativas a la sostenibilidad y ha resaltado que el reto hay que afrontarlo, principalmente, desde el punto de vista energético. ''Gracias a la colaboración con el MARM estamos trabajando en más cuestiones en los últimos años relacionadas con la sostenibilidad; realización de diagnósticos de situación respecto al cumplimiento de legislación medioambiental, la implantación de sistemas de gestión medioambiental tipo EMAS o ISO y el análisis de riesgos medioambientales asegurables, son algunas de las actuaciones trabajadas desde Cooperativas Agro-alimentarias directamente con las cooperativas interesadas. Pero merece la pena destacar el que probablemente sea el mayor reto de sostenibilidad para la cadena agroalimentaria a nuestro juicio: el energético'', ha comentado Baamonde.

El reto energético afectará a la sostenibilidad ambiental por su relación directa con las emisiones de gases de efecto invernadero y su papel fundamental en la estrategia europea de establecer una Nueva Economía baja en Carbono. Pero sobre todo pondrá a prueba la sostenibilidad económica de nuestras empresas sometidas al creciente aumento del precio de las energías tradicionales. Si a esto añadimos la intención de la Comisión de revisar al alza la fiscalidad de los productos energéticos, llegamos a una única conclusión; las empresas que sean capaces de optimizar sus consumos energéticos serán más competitivas, según ha explicado el director de Cooperativas Agro-alimentarias de España. ''Si las cooperativas además de hacerlo en sus procesos de transformación, logística y comercialización, logran cambios sustanciales en este sentido en sus socios agricultores y ganaderos contarán con una ventaja comercial evidente. Además dispondrán de productos que podrán aprovechar en términos de marketing conceptos como ''huella de carbono reducida''.

Baamonde ha destacado que si queremos reducir la huella energética de nuestras empresas y productos agroalimentarios habrá que potenciar la concentración de la oferta para permitir mejoras logísticas y la aplicación de economías energéticas de escala. ''Concretamente, en la fase de producción, el esfuerzo se debe centrar en aplicar un mejor conocimiento de nuestros socios en las cuestiones energéticas, y en todas las actuaciones que a través de sus cooperativas pueden hacer para disminuir su consumo. Nuestros datos demuestran que el peso de la producción en la huella de carbono de un producto agroalimentario ordinario sobrepasa frecuentemente el 70% del total, muy por encima de la transformación, transporte y distribución'', ha resaltado.

Es por ello, que Cooperativas Agro-alimentarias ha comenzado, con la colaboración del MARM, un estudio sobre la situación de la huella ambiental en lo relativo al balance de emisiones de Gases de Efecto Invernadero GEI en producto agroalimentario en 18 cooperativas de diferentes sectores (5 de fruta, 3 hortícolas, 1 quesería, 3 bodegas y 5 cerealistas) de las regiones navarra, valenciana, murciana, gallega, castellano manchega, extremeña y andaluza. Este estudio permitirá diagnosticar el peso de cada uno de los factores en la huella de carbono de un producto agroalimentario y en función de eso orientar mejor las medidas correctoras.

Además, entre otras actuaciones para mejorar la sostenibilidad de las empresas cooperativas españolas, Cooperativas Agro-alimentarias editó el año pasado los Manuales de Ahorro y Eficiencia Energética -tras un estudio con más de 400 cooperativas- en los sectores hortofrutícolas, bodegas, fábricas de pienso y almazaras, y estableció también un protocolo de auditoria energética para estas empresas

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