martes, 8 de octubre de 2013

Preocupante declive de la industria fitosanitaria

Si quiere evitar el empobrecimiento del campo, Europa debe dar rienda suelta al potencial en innovación que posee.
La investigación y desarrollo de  nuevos productos fitosanitarios, herramientas necesarias para que los agricultores europeos puedan proteger sus cultivos de las plagas y enfermedades que los amenazan, se encuentra en declive. Así  lo constata un nuevo estudio llevado a cabo por la consultora agroalimentaria PhillipsMCDougall, sobre tendencias de mercado a nivel europeo y mundial. Dicho estudio revela que el número de sustancias activas desarrolladas en la Unión Europea es cada vez menor, aún cuando  la cifra mundial de I+D en este sector aumenta.

La participación de la I+D  en Europa, respecto al total mundial, ha bajado  del  33% en la década de los 80, a sólo el 16 % en la actualidad. Y para el conjunto de nuevas soluciones, incluyendo la biotecnología  es sólo del 7 %, en comparación con el 33% en la década de los 80.

¿En qué se traducen estos datos para nuestros agricultores?. La respuesta es sencilla, una menor disponibilidad de soluciones para proteger sus cultivos y atender así a la creciente demanda de alimentos sanos a precios asequibles para los consumidores. En los años 80 y 90, se introducían 4 nuevas sustancias activas al año en Europa, ritmo que se ha reducido hasta alcanzar el  1,2 anual.

Según  Carlos Palomar, director general de AEPLA: ‘es evidente que Europa tiene el marco legislativo más hostil e impredecible para los productos fitosanitarios, por lo que a la hora de considerar el riesgo de la inversión en nuevos productos las empresas del sector se dirijan a otra áreas”

Sin  embargo, en opinión de la industria fitosanitaria, esta tendencia puede cambiar.  Europa puede liberar todo su potencial en I+D para el sector agrícola, fomentando un entorno normativo más favorable para la innovación y la creación de empleo. Para ello, muestra su disposición a trabajar con legisladores y demás  partes interesadas, y lanzar nuevas herramientas, de modo que los agricultores europeos puedan enfrentarse, como ya lo hacen sus colegas en otras partes del mundo, al reto de  la creciente demanda de alimentos sanos, de calidad, asequibles y  protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente . ‘Al innovar hoy, damos respuesta a los desafíos del mañana’, concluyó Palomar.

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