El aumento del precio de la electricidad decretado por el Gobierno
el pasado 1 de agosto con la finalidad de reducir el llamado déficit
tarifario va a tener un impacto tremendamente negativo sobre los
regantes valencianos. El nuevo escenario que se dibuja tras la decisión
del Ejecutivo resulta devastador para la estabilidad económica de una
pieza crucial en el entramado agrario valenciano como son los pozos de
riego, ya que a partir de ahora las mencionadas entidades van a tener
que afrontar un incremento medio del 125% en la tarifa eléctrica, tal
como acredita el análisis efectuado por la Asociación Valenciana de
Agricultores (AVA-ASAJA).
Así, si un pozo de
media/alta tensión con una potencia contratada de 100 Kw pagaba 4.498
euros al año como parte fija de la factura, en lo sucesivo tendrá que
abonar por el mismo concepto 10.127 euros (+125%), mientras que una
entidad de riego con una potencia de 300 Kw pasará de los 13.496 euros
que pagaba hasta la fecha a una cantidad de 30.382 euros. En el caso de
los contratos de baja tensión, una modalidad que utilizan muchas
empresas agropecuarias, tales como almacenes de fruta o explotaciones
ganaderas aunque también algunos pozos, las perspectivas son aún peores,
ya que los incrementos para este tipo de instalaciones superarán el
150% respecto a las cantidades que venían satisfaciendo hasta ahora.
El
presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, califica de “aberrante” la
medida, asegura que “la pésima gestión de la energía eléctrica que está
realizando el Gobierno la pagamos los consumidores” y alerta de “las
graves consecuencias” que sobre la agricultura valenciana va a tener
este desmesurado aumento de precios de la electricidad en los pozos de
riego. Efectivamente, esa subida repercutirá, a su vez y de manera
directa, en un incremento de los precios del agua para riego, lo cual,
si se tiene en cuenta la precaria situación económica en la que se
encuentran muchas explotaciones provocará un aumento del abandono de
tierras de cultivos e incluso el cierre de entidades de riego.
“Últimamente,
al Gobierno le gusta llenarse la boca proclamando que la agricultura es
un sector estratégico y que, por eso mismo, cuenta con todo su apoyo
–lamenta Cristóbal Aguado- pero la realidad de las decisiones que adopta
se encarga de desmentir día tras día sus buenas palabras. Ya estamos
más que hartos de propaganda barata: suben las tasas judiciales, reducen
a la mínima expresión el apoyo a un instrumento fundamental como es el
seguro agrario, nos presentan como un triunfo una reforma de la Política
Agraria Común (PAC) que no satisface en absoluto la necesidades de la
agricultura valenciana y ahora nos machacan con una subida brutal de los
precios de la electricidad. Si verdaderamente es así como este Gobierno
potencia a los sectores que considera estratégicos sería mejor que se
dedicase a otra cosa”.
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