Es habitual que cada vez que se produce un incendio forestal se
busque al culpable entre los agricultores y ganaderos, sembrando
acusaciones que causan una criminalización del sector agropecuario.
Ante
estas acusaciones cabe recordar varias cosas, que o bien se desconocen o
bien se quieren ignorar. En primer lugar el uso del fuego al aire libre
está regulado desde hace un buen número de años, pudiendo usarse solo
para algunas actividades concretas y sólo en una parte del año; desde
marzo hasta octubre suele estar prohibido su uso, con lo que en verano
no se autoriza el uso del fuego para actividades agrícolas o ganaderas.
En
segundo lugar el verano es una época en la que se realizan gran parte
de las labores agrícolas, lo que implica el uso de maquinaria a altas
temperaturas. El agricultor toma todas las precauciones posibles en
cuanto a mantenimiento y uso de la maquinaria para reducir la
posibilidad de un accidente que cause un incendio.
Es
por esto que las insinuaciones de ser la actividad agrícola y ganadera
la causante de la mayor parte de los incendios forestales duelen al
colectivo agrícola y ganadero, ya que debido a los incendios forestales
sufren la pérdida medio ambiental que sufre toda la población, pero a
esta se suma la pérdida económica en sus explotaciones, algo que no le
pasa al resto de la sociedad.
En palabras de
Fernando Luna, portavoz de Asaja Aragón “no vamos admitir ni a tolerar
cualquier tipo de acusación infundada hacia los agricultores y ganaderos
como responsables de los incendios”.
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